lunes, 19 de marzo de 2012

Pemex. Eliminar nacionalismos obsoletos para generar desarrollo


19 marzo 2012
Alejandro Toral


El 18 de marzo, se conmemora el día de la Expropiación Petrolera, en la que se narra épicamente cómo el Presidente Lázaro Cárdenas en 1938 arrebató de manos extranjeras el petróleo mexicano, comprando los activos de las empresas con animales de granja y demás artículos que ciudadanos donaron, colaborando con el afán nacionalista que crearía la empresa paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex), la cual vería su auge hasta los años 70 y su ocaso a principios del Siglo XXI.

A pesar de la bonanza petrolera de los últimos años, Pemex ha visto en números rojos sus operaciones, principalmente, por la corrupción y la falta de inversión debido a que sus utilidades se gastan en los mega salarios del sindicato, las pensiones millonarias de los ex trabajadores, el gasto público y también ciertos gustos lujosos que se dan los políticos a beneficio personal.

México, a pesar de ser país petrolero, cada vez se convierte en un mayor importador de productos energéticos, como la gasolina, porque la industria petroquímica aún se encuentra “en pañales”, gracias a la poca inversión que se da en estos sectores; provocando que la paraestatal se queda atrás en materia tecnológica, de sus pares latinoamericanas como PDVSA (Venezuela) y Petrobras (Brasil), además de gastar en productos que con inversión se pueden procesar en el país.

¿Cómo poder frenar esta crisis de nuestro principal producto de exportación? Generalmente se apela al caso de Petrobras como el modelo a seguir para rescatar a Pemex. Esta empresa brasileña es la más importante de América Latina en el rubro, al ser pionera en el desarrollo de tecnología para la explotación y construcción de pozos petroleros en aguas profundas, además de tener presencia en 27 países, entre ellos Cuba con operaciones en el nuestra frontera marítima oriente y posiblemente en la parte norte de México.

No obstante, para seguir este modelo se deben eliminar los afanes nacionalistas, casi míticos, que rodean desde la expropiación petrolera hasta el lema “El Petróleo es nuestro”. Brasil, desde hace décadas, lleva a cabo una política exterior empresarial la cual no centra a sus recursos naturales como un dilema nacionalista, permitiendo que la inversión privada nacional e internacional fluya tanto dentro como fuera de Brasil: Argentina y Venezuela son los países que mayores utilidades generan a la empresa petrolera.

El nacionalismo energético genera la desventaja de impedir las inversiones extranjeras y disminuir las probabilidades de innovación en el sector petrolero, es por eso que Petrobras solamente es controlada 54% de sus acciones por el gobierno, permitiendo que el resto sea invertido por la iniciativa privada, generando tecnología y mayores riquezas de las que se emitirían, “protegiéndola” celosamente de manos privadas, como sucede en México.

El gobierno mexicano con la sociedad deben eliminar nacionalismos que solo propagan el sub desarrollo y el atraso tecnológico. Pemex debe abrirse a la inversión privada, privilegiando la nacional, procurando mantener más del 51% de las acciones de la empresa para el Estado mexicano. Se deben abrir asociaciones con petroleras locales como Petrobras, PDVSA y Ecopetrol, para la producción de hidrocarburos y extracción en otras partes del continente, principalmente.


Al igual, se debe eliminar al sindicato corrupto que sangra las finanzas de Pemex con sus salarios y pensiones millonarias, así como a los políticos que saquean las ganancias evitando que se generen más inversiones en tecnología y en producción. Solamente de esta manera, considero que se podrá salvar a Pemex de una debacle que cada vez se encuentra más cercana.

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