31 de marzo
Por Alejandro Toral
La penúltima semana de marzo de 2011 no fue la semana de Calderón, porque las críticas sobre su “lucha” contra el Narcotráfico y Crimen Organizado aumentaron a nivel internacional. Primero el Presidente Barack Obama le acusó, en CNN, que se ha de sentir demasiado frustrado por no obtener logros en el freno a la violencia que se vive en el país, al igual que por la fortaleza de los cárteles mexicanos. La segunda acusación vino de donde menos pensaba Calderón: Ecuador.
Rafael Correa, Presidente de Ecuador, mencionó en una estación de radio ecuatoriana que afortunadamente el país es una “isla de paz” en América Latina en referencia al Crimen Organizado y Narcotráfico; porque aún no se ha llegado al nivel de México donde los “cárteles dominan territorios completos”. Agregó que en Ecuador tal flagelo se está combatiendo de manera exitosa. Estas declaraciones fueron dadas cuando se anunció la captura de Víctor Manuel Félix Félix, consuegro del “Chapo” Guzmán, líder del Cartel de Sinaloa y enlistado en Forbes; durante la operación mexicano-ecuatoriana, llamada Pacífico.
Las reacciones inmediatas de la cancillería mexicana no se hicieron esperar, porque obviamente no era Washington quien emitía tales acusaciones. La Secretaría de Relaciones Exteriores envió una nota diplomática a Ecuador mostrando su “extrañeza” a las declaraciones “imprecisas” de Rafael Correa; además mandaba el mismo discurso que se ha promulgado y que los mexicanos nos lo sabemos cómo cantaleta: los narcotraficantes no dominan territorios completos del país, porque los 3 niveles de gobierno diariamente luchan para que el crimen organizado no domine comunidades, ni pueblos enteros; resaltó también la “determinación, energía y compromiso” del Presidente Calderón en el combate al flagelo, cualidades que le han hecho recibir el reconocimiento de la comunidad internacional; la nota finalizó con los “logros” de México en contra del narcotráfico.
Seguramente, cuando el gobierno de Ecuador recibió la nota diplomática mexicana, descubrió lo inverosímil de la misma, por lo conocido sobre las notas de Carlos Pascual, ex embajador de EUA en México, reveladas en Wikileaks sobre el fracaso de la guerra contra el narco; sobre los Estados Mexicanos que el Crimen Organizado domina, como Tamaulipas o Chihuahua. O también la complicidad que existe en los tres niveles de gobierno mexicano con el narcotráfico. A pesar de esas verdades, el canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, no le quedó más que reconocer los enormes esfuerzos de México en contra del Crimen Organizado. En el mismo marco, Rafael Correa, aceptó la gran presión de Washington que tiene el país para combatir al flagelo, acusando a los EUA de creerse los “jueces planetarios” al calificar a México como “Estado fallido”.
En contraste, Ecuador no es la “isla de paz” que presume Rafael Correa. Este país colinda con los mayores productores de Coca del mundo, según el Reporte de Naciones Unidas sobre las Drogas: Colombia y Perú. Al igual, la región oriental del país tiene la presencia de células de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), donde estas se abastecen de vestimentas y armamento por medio de proveedores provenientes del Amazonas. Ecuador, al igual que todo Sudamérica, sufre los embates de los narcotraficantes mexicanos que están remplazando a los colombianos, convirtiendo al país en una zona de paso y de acopio; al igual teniendo como consecuencia 4mil asesinatos en 2008 por el Crimen Organizado, mientras que para mayo de 2009 se tenían 1,265 decesos en el año. En Enero de 2011, las Fuerzas Armadas locales tomaron como una gran amenaza a la Seguridad Nacional el narcotráfico; mientras que Manuel Silva, ex Jefe de la Unidad de Investigaciones Especiales, mencionó en 2009 que ya se presentaban todas las actividades relacionadas con el narcotráfico, junto con actividades terroristas al norte y al sur, principalmente heredadas de las FARC y el Sendero Luminoso peruano.
En conclusión, ningún país sudamericano, por muy pequeño en territorio que parezca, puede excluirse de la amenaza transnacional del narcotráfico; problema que es imposible de combatir unilateralmente, razón por la que los países latinoamericanos están enfrentando esta nueva guerra uniendo esfuerzos como la Operación Pacífico con autoridades México-ecuatorianas; y no en manera de acusaciones o falsas adulaciones diplomáticas. Un punto a favor, se dio cuando Rubén Beltrán, vicecanciller mexicano, en visita por Quito declaró el interés de Calderón para integrarse al Unasur, recibiendo el apoyo del país sede de la organización: Ecuador. Es buen momento para que México vuelva a voltear a Latinoamérica y restarle importancia, mas no abandonar, la relación completamente dependiente con los Estados Unidos, no solo en cuestiones de Crimen Organizado, sino en demás temas de la agenda internacional.