lunes, 5 de marzo de 2012

Redes sociales, la puerta a la democracia 2.0


5 marzo 2012
AETC


Alrededor de todo el mundo, las clases políticas, los funcionarios y las diversas instituciones, momento a momento son menos cercanas a los ciudadanos, quienes piden mayor apertura de espacios públicos y de derechos para poder participar en una mejor administración de su país.  Estas demandas se manifiestan de varias maneras: llamar a no votar por los candidatos de siempre, como ocurrió en España (Fuente); o simplemente no asistir a las urnas, fenómeno que ha devenido en un gran abstencionismo en las elecciones de México y alrededor del mundo.

Ante este panorama, la clase política debe de empezar a compartir su poder para volver a ganar la legitimidad y el reconocimiento de la gente, porque entre más se distribuya el poder entre la sociedad, menor preocupación tendrá el gobierno sobre las problemáticas de Derechos Humanos o cualquier otra que la gente encuentre sensible, porque estas se van a encontrar reguladas automáticamente por los ciudadanos.

¿Cómo compartir el poder sin dejar de ser llamado el Presidente o el Gobernador? La respuesta es, mediante la Democracia 2.0, es decir, Internet y Redes Sociales. No obstante la entrada al mundo virtual para los candidatos o gobernantes seguramente significa un cambio de paradigma en cómo hacer política, porque la comunicación vertical, a la que están acostumbrados, se debe cambiar a una comunicación horizontal, es decir, generar conversación, como resultado, el ciudadano dejará de sentirse invisible porque se sentirá escuchado y/o leído por el funcionario o candidato.

Logrando comprender la comunicación horizontal, el candidato podrá llevar a cabo su campaña fácilmente mediante el empoderamiento del ciudadano, quien será el que ayude para generar conversaciones ya que la gente, apolitizada, generalmente vota por el candidato que le recomendó una persona de confianza. Es indispensable que la oficina de campaña del candidato comparta los archivos mediáticos, para que los participantes activos puedan generar contenidos de primera fuente, la cual puedan compartir con sus contactos.

No basta con tener presencia en todas las redes sociales para hacerse visible. La oficina del candidato o funcionario debe saber en cuáles páginas web o redes sociales puede anunciar sus proyectos y ser difundidos fácilmente, es decir, llegar a la gente correcta por el medio que utiliza, debido a que no va a emitir un mensaje de “cambio” en una red social o página web en la que todos sus integrantes abogan por una “continuidad”; de hacerse lo anterior, se manejará el mensaje como una agresión y el político no lograra mas que descalificaciones y antipatía.

Otra manera de llegar a la gente es mediante el aterrizaje del mensaje político en las conversaciones de la gente que no está interesada en la política. Las personas, a pesar que comentan sobre política y gobernantes todo el tiempo, no se da cuenta de eso; si se genera conversación mediante la utilización de juegos virtuales, caricaturas, cómics, películas, Hashtags en Twitter, Fotos en Facebook, historias o venta de artículos de moda con la imagen y mensaje del candidato ocultos o “entre líneas”, los votantes tendrán una buena impresión del candidato inconscientemente.

El uso de medios electrónicos será importante para tener resultados positivos el día de la elección, pero está claro que no serán decisivos. La meta principal es que desde la trinchera electrónica se empodere al ciudadano y se privilegie su participación mediante la generación de contenidos, los cuales den conversación en los medios virtuales o a nivel personal. Generalmente las publicaciones con mayor relevancia se publican en los medios tradicionales: televisión, radio, periódico; llegando a mayor cantidad de personas.

Finalmente, existen dos reglas que no se deben olvidar:
1.    No importa si hablan poco o mucho de ti en las redes sociales, lo que es relevante es si las conversaciones que generas son positivas o negativas hacia tu persona y proyecto.
2.    Calidad contra cantidad. No importa cuántos seguidores tengas, sino la manera en la que los influyes