24 octubre
2011
AETC
La izquierda actualmente se encuentra en un tiempo
de ruptura, donde debe de apelar a la unidad con el fin de llegar a la
Presidencia en 2012. Dos precandidatos lideran la corriente: Marcelo Ebrard y
Andrés López. Este último es catalogado por la sociedad como un ser
contestatario y/o antisistema, tal vez razón de que tenga una alta imagen
negativa según Consulta Mitofsky; sin embargo últimamente ha girado su política
hacia un centro más ideológico el cual le puede llevar a tener grandes
beneficios para las elecciones de 2012; generando mayores alianzas con
pequeños, medianos y grandes empresarios, además de viajar a lugares donde
nunca se le creyó ver: Estados Unidos y España.
López Obrador, durante 2011, ha tenido varias
visitas a Estados Unidos, no obstante esta destaca por su participación en el
Centro Internacional para Académicos Woodrow Wilson, en la ciudad de Washington
D.C., posteriormente de reunirse con migrantes mexicanos en la ciudad de
Chicago. En su gira, AMLO expresó su interés por cambiar la Política Exterior
mexicana con EUA hacia la buena vecindad y el mutuo beneficio en la cooperación
para el desarrollo. Sostuvo que la iniciativa Mérida no solo debe proveer
militarmente a México, sino en su desarrollo social para evitar la migración,
en este tema presionó a Barack Obama para cumplir con la creación de una
reforma migratoria integral.
España fue la segunda parada en la gira
internacional de AMLO, donde dio una conferencia en la Fundación Ortega y
Gasset, donde comentó que, si bien, se debe detener la ola privatizadora de las
empresas estatales en el país, está en contra de nacionalizar las inversiones
privadas que se encuentran actualmente en México. Este discurso forma parte de
su estrategia para borrar el discurso de ser catalogado como un político anti
empresarios, misma que reafirmó a su regreso en la conferencia que dio en la
Cámara Nacional de la Industria de la Radio y la Televisión (CIRT).
El precandidato llegó a la CIRT diciendo que venía
con “ánimo conciliador”, pero reclamó a la Cámara de no querer imponer a un
Presidente y estar a la altura de las circunstancias en 2012. También pidió a
la CIRT no continuar con la política de guerra sucia que tanto lo afectó en
2006. AMLO agregó que beneficiaría la competencia y atacaría a los monopolios,
pero que si Carlos Slim quisiera su canal de televisión se lo daría, al igual
que si Emilio Azcárraga y Ricardo Salinas Pliego deseaban invertir en telefonía
se las concesionaría. Estos tres personajes son catalogados en México por
concentración del mercado en Telecomunicaciones y Televisión, respectivamente.
En su presentación en la CIRT también comentó que su
gobierno se basaría en Honestidad, empleo, justicia y seguridad. Los cuales se
alimentarían de garantizar el acceso a la educación superior, programa
“preempleo” para jóvenes ganando 59 pesos, construcción de infraestructura,
combate a la corrupción, creación del corredor industrial en el itsmo de
Tehuantepec, la extensión de los programas del Distrito Federal a todo el país
y la edificación de cinco refinerías más trenes rápidos y turísticos con la
participación de la iniciativa privada.
¿Acaso el líder del Movimiento Renovación Nacional
(Morena) ha aprendido de sus errores que lo llevaron a perder la Presidencia en
2006 al no tomar frente contra los empresarios y mostrándose de un ala más
moderada? Al igual que Lula da Silva en Brasil y Ollanta Humala en Perú, López
Obrador está conviviendo con las clases empresariales, medias y altas para
aumentar el voto duro que tiene con su movimiento nacional, intentando eliminar
la posición negativa que se tiene de él y que lo voten nuevamente en los
comicios de 2012, al proyectarse como una izquierda pragmática y moderada que
no está peleada con las leyes macroeconómicas ni con los capitales privados en
México.
Ante la estrategia ya han existido reacciones como
la de Manuel Espino mencionando que preferiría votar por López Obrador que por
el precandidato panista Ernesto Cordero. Al igual, Eric Olson, del Instituto
Woodrow Wilson, comentó que fue positiva la visita de AMLO a Washington para
que la gente lo conozca, después de seis años de espera. Moderadamente, Roy
Campos comentó que si bien Andrés Manuel ha cambiado hacia un discurso
conciliador, aún continúa diciendo lo que “la izquierda quiere oir”.
Finalmente, la opinión pública parece empezar a
reconsiderar nuevamente a López Obrador como un candidato potencial de la
izquierda. Según la encuestadora Parametría AMLO ya consolidó el
segundo lugar de las preferencias a solo aproximadamente 20 puntos de Enrique
Peña Nieto, y alejándose de los Panistas por 10 puntos. Al igual, Consulta Mitofsky, quien mide las opiniones negativas de los precandidatos, ha mostrado
un gran descenso en la percepción negativa de López Obrador, llegando a igualar
o superar a Marcelo Ebrard en la preferencia por votos indecisos.
López Obrador empieza a tener reuniones con los que
él acusó de “orquestar el fraude de 2006”, en contraste sigue teniendo su mismo
discurso confrontativo llamándoles “mafia del poder”. Las preguntas entonces
son ¿Qué tanto podrá AMLO acercarse y
ofrecerles a los grandes empresarios sin que él sea catalogado como “vendido” o
“incongruente” por sus fieles seguidores? Y ¿Qué tanto AMLO deberá de acercarse
a ellos para que lo consideren una opción no contraria a sus intereses
corporativos?
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