11 junio 2012
Alejandro Toral
El
lunes pasado, se decía que los siguientes 8 días iban a ser decisivos para
Andrés Manuel López Obrador, con el fin de continuar la curva de ascenso que le
ha beneficiado durante el último mes. Tenía dos oportunidades muy valiosas en
términos mediáticos: su participación en el programa de Televisa, Tercer Grado,
y el debate presidencial del domingo pasado. Sin embargo, nada pasó.
En
Tercer Grado, López Obrador regresó al candidato del 2006 demandando fraude y,
diciendo entre líneas “Al Diablo las instituciones” cuando dijo que el INEGI no
servía. En los primeros segmentos se enojó por las acusaciones de sus
interlocutores, dando en cuenta que su presumida moderación se le borró de la
mente. No obstante, al final del programa, dio sus propuestas a nivel nacional,
tanto que sorprendió hasta el propio López Dóriga con su cambio.
Durante
el debate presidencial, López Obrador se dedicó a dar sus propuestas,
respondiendo a las acusaciones que le dieron Quadri y Vázquez Mota. Muchos
comentan que fue lo mejor que pudo hacer. Coincido en que era indispensable
privilegiar sus propuestas, pero cuando AMLO no ataca, se ve gris y aburrido.
Por lo tanto, considero que desperdició la oportunidad de lanzar al menos un
ataque contundente al todavía puntero, Peña Nieto; y claro que tenía armas: el
acuerdo que reveló el medio de investigación británico, The Guardian, donde se
dice que el candidato del PRI compró con dinero público a Televisa para
privilegiarlo y hundir a sus adversarios.
Parece
que AMLO está cometiendo el mismo error de 2006, se está confiando al verse
subiendo en las encuestas; mientras que se vio una Vázquez Mota diferente, aún
más confiada en el debate, además Peña Nieto protegido por sus porros que matan
y golpean opositores, del PRD o PAN, a diestra y siniestra por el territorio
nacional. No obstante, el movimiento progresista tiene otra oportunidad: el
debate #YoSoy132, el cual, aunque no le daría gran audiencia como los eventos
mediáticos mencionados, al menos podrá subir en los jóvenes que han pensado
anular su voto.