18
octubre 2011
AETC
Recientemente,
aspirantes a la candidatura para la Presidencia del país, por los
tres partidos principales, han mostrado su interés de dar un paso
hacia adelante en la conformación de la democracia mexicana, aún en
transición, incluyendo la figura de los gobiernos de coalición
en la Constitución. Podría sonar impactante el término, pero ¿Qué
significan los gobiernos de coalición?
Según
el Diccionario
Crítico de Ciencias Sociales
se comenta que los gobiernos de coalición son aquellos que se
reparten los puestos del gabinete presidencial entre dos o más
partidos, se pueden dividir en tres tipos: los gobiernos de unidad
nacional, de coalición previo a la fusión de partidos integrantes y
de poder compartido. Una recomendación que surge es que los partidos
compitan electoralmente y después definan sus coaliciones en
gobierno. En resumen, los gobiernos de coalición tienen la
característica de crear un sistema multipartidista en las elecciones
para uno bipartidista en el gobierno.
Santiago
Creel, aspirante a la candidatura del PAN, llamó a conformar
gobiernos de coalición para “derrumbar completamente” los
vestigios del autoritarismo en un nuevo régimen y lograr mayor
eficiencia en los congresos divididos, existentes desde 1997; mismos
que, según él, han paralizado la publicación de reformas que
México necesita. Él coincide en realizar elecciones libres, para
una vez dentro del gobierno formar las coaliciones del sexenio en los
Poderes Legislativo y Ejecutivo, mediante el reparto del gabinete y
la agenda legislativa.
Manlio
Fabio Beltrones, aspirante a la candidatura por el PRI, intenta
aumentar su popularidad sin dañar a Peña Nieto estando parcialmente
de acuerdo en conformar los gobiernos de coalición. El priísta
comenta que se deben invitar a trabajar los mejores profesionistas en
el gabinete sin importar su militancia partidista, con el fin de
evitar cacicazgos y clientelismos. Beltrones concluyó confesando que
Felipe calderón propuso al PRI un gobierno de coalición en 2006
ante la situación polarizada del país.
Finalmente,
Marcelo Ebrard, precandidato del PRD, ha comentado que México
debería divorciarse del sistema presidencialista autoritario
heredado del PRI y transitar hacia un modelo semipresidencialista, o
aún mejor, parlamentario; sin embargo, el Jefe de Gobierno apoya que
un paso adelante sería la formación de gobiernos de coalición,
porque esta “es la única manera de resolver los problemas que
tiene el país”.
Los
grandes opositores a estos gobiernos de coalición son Enrique Peña
Nieto y Andrés Manuel López Obrador. El primero comenta que se debe
discutir la propuesta en los foros políticos que se han organizado,
aunque prefiere llevar a cabo otros métodos con el fin de lograr
mayoría en las Cámaras. Por otro lado, López Obrador rechaza
tajantemente los gobiernos de coalición porque asegura que el
sistema ya está podrido y sería incoherente aliarse con “la mafia
del poder”.
Los
gobiernos de coalición, seguramente, significarían un gran avance,
mas no la cura a todos los males, para destrabar la actividad
legislativa y mejorar la calidad democrática, en transición, que se
vive en México. No obstante, la herencia autoritaria que tiene el
pais desde el inicio de su vida independiente crea la inviabilidad a
la conformación de gobiernos de coalición con partidos responsables
que acaten las normas y reglas de tal unión, o que no busquen sus
beneficios partidistas individuales.
Actualmente
en el país existen los gobiernos de coalición en Puebla, Oaxaca y
Sinaloa, donde se aliaron PAN-PRD con el fin de romper la tradición
de gobierno del PRI en esas entidades. La propuesta es maravillosa,
pero mientras que en los últimos dos aún no se perciben los
beneficios de esas alianzas, en Puebla la alianza ha sido
completamente disuelta en el Congreso local.
Los
gobiernos de coalición y las alianzas electorales solamente sirven
para ganar sufragios pero no para gobernar. Los partidos políticos
en México no tienen la capacidad de compartir el poder sin
cacicazgos o cuotas de por medio. Sin embargo considero indispensable
que se hagan las reformas para transitar hacia un sistema semi
presidencialista, porque solamente así los partidos opositores
tendrán una real participación, si así lo desean, como real
contrapeso ante un posible Presidente autoritario que viene en camino
hacia el 2012.