5 diciembre 2011
AETC
Desde
las luchas de emancipación de los países latinoamericanos, el afán
integracionista se ha mostrado entre los caudillos. Simón Bolívar, libertador
de la América andina, planeo unir a todos los gobiernos, desde México hasta las
Provincias Unidas de la Plata (Actual Argentina), en una gran Confederación que
diera contrapeso al imperialismo naciente de EUA y las posibles intervenciones
futuras de las potencias europeas. La sede sería Panamá, sin embargo las
deficiencias en infraestructura y los problemas internos que tuvieron los
países latinoamericanos, nada diferentes a los de México, lograron que no se
lograra tal ambiciosa unión.
Si
la unidad de una región se midiera por el número de organizaciones que se tiene
en común, los latinoamericanos seriamos los más unidos de todo el mundo.
Actualmente existen varios organismos que presumen la integración
latinoamericana:
1. Grupo de Río, emanado de las
propuestas México-Brasileñas.
2. Proyecto Mesoamérica. Liderado por
México y Colombia
3. Comunidad Andina de Naciones.
Integrada por Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia
4. Mercosur. Organismo comercial liderado
por Brasil y Argentina.
5. UNASUR. Organismo sudamericano
liderado por Brasil y Venezuela
6. CARICOM. Comunidad para los Estados
del Caribe americano
7. PETROCARIBE. Liderado por Venezuela
para abastecer de petróleo
8. ALBA. Alternativa que nació del ALCA
estadunidense.
9. SICA. Organismo para los países
centroamericanos que contiene el ParlaCen.
10. Arco Pacífico. Acuerdo comercial entre
México, Perú, Chile y Colombia (fuente)
A
esta “sopa de letras”, el 3 de diciembre de 2011 se le sumó otra organización:
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) con los valores de
unidad, independencia y desarrollo de la región, sin la influencia de Estados
Unidos y Canadá. La Declaración de Caracas, con grandes influencias de la
reunión en Cancún 2010 y Río 2009, transforma el Grupo de Río en esta nueva
organización uniendo a los países caribeños, grandes aliados del venezolano
Hugo Chávez, en un enorme híbrido el cual se tenía como objetivo desaparecer la
OEA y hacerle un contrapeso a las intervenciones de Washington en la región.
No
obstante, el ideal de Hugo Chávez y de sus aliados, no pudo resultar como
querían. Argentina, Brasil, Chile, Colombia y México se opusieron completamente
a la desaparición de la OEA y a la actitud de censura para Estados Unidos y
Canadá. Argentina y Colombia comentaron que esta organización debe ser un foro
incluyente para el bien de la región; al igual, representantes de México y
Brasil destacaron que la OEA no era una antagonista ni enemiga del CELAC, ni
mucho menos desaparecería al fundar el nuevo organismo.
La
cumbre en Caracas, a parte de la Declaración, no perdió el toque de cualquier
otra reunión latinoamericana, donde cada país tomó el foro para sus propias
ambiciones nacionales llevadas al exterior:
1. Las eternas condenas del bloqueo
económico a Cuba y la soberanía argentina sobre las islas Malvinas
2. La nominación del VicePresidente
colombiano, Angelino Garzón, a la Dirección General de la Organización
Internacional del Trabajo
3. La eterna demanda de Bolivia para su
salida al mar, ganada por Chile durante la Guerra del Pacífico en el Siglo XIX
4. Las demandas del Presidente de
Ecuador, Rafael Correa, contra la prensa de su país. Además de una Comisión de
Derechos Humanos hecha por latinoamericanos y no con base en la OEA, guiada por
Washington.
5. La demanda boliviana por la
legalización del uso de la hoja de coca en tradiciones.
Las
reacciones del exterior no se hicieron esperar. Alicia Bárcena, Secretaria
Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL),
felicitó a los países latinoamericanos por blindarse en su región ante el clima
de crisis que existe en EUA y Europa. Al igual, Washington no lo tomó como una
agresión, debido a que Latinoamérica ha casi desaparecido de su Política
Exterior desde los atentados del 2001; además que no sería el primer organismo
regional al cual no tuviera acceso como miembro pleno. No obstante la reacción
que más me sorprende es la de la guerrilla colombiana: Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia y Ejército de Liberación Nacional, los cuales han
visto a la CELAC como un mediador entre Bogotá y ellos.
¿Qué
sigue? Chile adquiere la Presidencia Pro-Témpore con una “troika” dirigida por
Caracas y La Habana. En 2012 se continuará el establecimiento del CELAC en
Santiago, seguido de la capital cubana en 2013 y posteriormente en San José,
Costa Rica en 2014. Sin embargo, los intereses son muy heterogéneos, la
hermandad latinoamericana cada vez se está fragmentando más y seguramente para
2014 aún no exista el organismo completamente fundado; todo depende de los
intereses de los gobiernos en el poder y su eterna disputa entre Derecha e
Izquierda, o entre una izquierda pragmática contra un “socialismo del Siglo
XXI”.
Ante
el CELAC, es posible que Brasil lo ignore o lo tome como un foro, ya que se
siente más libre dominando a los países sudamericanos en Mercosur y Unasur, sin
la intervención directa de México, quien es el único país que lo podría hacer
frente en liderazgo y que ya posee el Proyecto Mesoamérica, además que su Política
Exterior se sitúa al norte. Venezuela se vuelve a quedar solo en la jugada
latinoamericana, sumado con una preocupación sobre lo que pasará en sus
elecciones presidenciales del siguiente año.
No
obstante, a todo esto, la pregunta fundamental es ¿En qué nos beneficia esto a
los ciudadanos de a pie? El CELAC, como cualquier otro organismo
latinoamericano, se queda solamente en reuniones de Presidentes y cancilleres u
otros ministerios adicionales. La ciudadanía y los empresarios quedan relegados
de cualquier tipo de decisión que se tomen en todos los grupos de América
Latina. Aún existen varios problemas en cuestiones del visado y los asuntos
migratorios, para obtener becas son muchos trámites, los acuerdos comerciales
aún son precarios, los empresarios ni la sociedad civil tienen escaños en los
organismos, ni voz ni voto. Tal vez esa sea la razón por la cual no duran estos
organismos más del periodo presidencial de sus fundadores.
Estoy de acuerdo en que la región ya está muy fragmentada y no entiendo porqué insisten en seguir creando mecanismos de concertación bajo calquier pretexto. Me causa impresión que hayan países como Haití que sea miembro fundador y no levante la voz para pedir asistencia a los países de la región ya que no han salido del desastre que dejó el terremoto. Creo que en lugar de apoyar este tipo de iniciativas, deberían de enfrentar sus problemas y no apoyar la creación de otros organismos que no les van a ayudar en nada. Si lo que quieren es una integración entre los países, que empiecen invirtiendo el capital en sacar adelante a las naciones que más las necesitan y evitar los desplazamientos y asentamientos.
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