21 noviembre
2011
AETC
Hace poco menos de un mes publiqué un artículo sobre que Andrés Manuel López Obrador debería de moderarse para poder llegar a la Presidencia en 2012 (24 octubre) con las técnicas que llevaron a antecesores latinoamericanos al poder. Como en Brasil, Lula da Silva (2003) o el más reciente, Ollanta Humala en Perú (2011); quienes aseguraron que no nacionalizarían ninguna propiedad privada o que iban a convertirse en el socialismo ortodoxo de la extinta Unión Soviética, como sus detractores los acusaban.
El brasileño Lula da Silva y el peruano Ollanta
Humala aseguraron en sus propios países una gran alianza con los empresarios
con mayor interés en su país, pero además promocionaban la unión entre los
trabajadores y los dueños de los capitales, para que no existieran más huelgas
o despidos masivos de las fábricas. Al igual prometieron que defenderían las
sanas finanzas macroeconómicas que se encontraban en su respectivo país, logro
realizado por sus antecesores opositores.
La esperanza, el júbilo y la promesa de una vida
mejor, si votarían por ellos, también tuvo lugar en las campañas políticas de
ambos candidatos. No obstante nadie basó su propuesta, como en la promesa de López
Obrador, sobre una utópica República Amorosa, fundada en los valores cristianos
de los cuales, un país católico, no se sentiría fácilmente identificado.
Además, los recursos religiosos del “Nuevo AMLO” no terminan aquí, sino en la
relación que tiene su Movimiento de Regeneración Nacional, con la virgen de
Guadalupe, o virgen morena. Esta nueva actitud también podría reavivar a que
sus detractores fomentaran más la imagen del “mesías tropical” que le
impusieron en 2006.
Los opositores a López Obrador, los que se
decepcionaron por el bloqueo en la avenida Reforma de la capital del país después
de las elecciones de 2006 y los izquierdistas que hubieran preferido votar por
Marcelo Ebrard en lugar de AMLO; tienen, generalmente, la idea de un Obrador
que le gusta la confrontación, necio, obstinado y agresivo ante los que él
llama “la mafia del poder”. ¿Cómo puede llegar Andrés Manuel a estos
importantes votos con un discurso que parece inverosímil, cuando lo acusan de
ser una “tierna oveja que pronto sacará los colmillos”? Además rodeado de
fervientes simpatizantes que no se limitan en agredir a los que piensan
distinto.
¿Cuánto tiempo podrá permanecer ante los medios el
Andrés Manuel amoroso, pacífico y conciliador que pretende ser? En la
entrevista a Televisa en el noticiero de Joaquín López Dóriga, López Obrador, a
pesar que promovió una “alianza con la televisora”, no dejó de ser reacio ante
la acusación, muy cierta, de que la empresa apoya a Peña Nieto a la
Presidencia; pero es incoherente si alguien se quiere reconciliar con una
persona, atacarlo primero y después abrazarlo. Tanto Televisa como otros medios
opositores, seguramente, provocarán a AMLO en las campañas para que salga el
verdadero personaje, cuestionando su reciente (desde abril) consigna de profesar “el
amor al prójimo”.
Sin embargo, a pesar de todas estas contradicciones
en su dicho y en su forma de ser. La encuestadora Covarrubias colocó a López
Obrador en un segundo lugar con el 25% de las preferencias, muy por arriba de
la puntera panista Vázquez Mota (11%), y a 21 puntos de Peña Nieto con 46%.
Esto podría deberse a un llamado Conventional
Bounce, el cual define que cuando un candidato es presentado ante los
ciudadanos, este crece exponencialmente para seguir con una espiral hacia
arriba, o para después regresar a su porcentaje de origen. No obstante, los
hechos indican que Andrés Manuel está creciendo con los electores indecisos,
buen capital político para ganar las elecciones de 2012.
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