Cuba, en su condición de ser uno de los países socialistas
que aún quedan en el mundo, es una de las dictaduras con partido único que
gobierna de manera autoritaria, impidiendo que fuerzas democráticas, opositoras
y ciudadanas emerjan para darle un nuevo aire a la isla que se encuentra entre
el subdesarrollo y la pobreza, a pesar de tener avances significativos en
medicina y educación.
Desde el retiro de Fidel Castro, dejando a su hermano Raúl, se creía que Cuba avanzaría a una democracia y a otorgar libertades a los habitantes, sin embargo solo ha dado pequeños avances económicos y una alianza con el Vaticano. Además, han ocurrido decesos de importantes activistas como el de Laura Pollán, fundadora de Damas de Blanco; y el de un activista muy querido: Oswaldo Payá.
Oswaldo Payá, ex candidato al Premio Nobel de la Paz por 5
años, era uno de los activistas más importantes de Cuba en contra del régimen
de los Castro. Durante su lucha fundó el Movimiento Cristiano Liberación y el
Proyecto Varela, con los que pidió un referéndum, como lo marca la ley, para
que se votara la inclusión de la libertad de prensa, expresión, reunión, de
empresa y amnistía a los presos políticos del régimen. Al igual, a finales de
los años 90 se nominó como candidato a la Asamblea Nacional, pero fue bloqueado
por el Partido Comunista para tomar posesión.
Según fuentes cubanas, Oswaldo Payá, falleció en una
carretera por exceso de velocidad, en un carro donde conducía Angel Carromero,
líder de nuevas generaciones del Partido Popular español que confirma la
versión oficialista del accidente, acompañado de Jens Aron Modig, líder de las
juventudes democristianas de Suecia, quien dice estuvo inconsciente después del
choque. Además había un cuarto pasajero, Harold Cervero, activista que también
falleció. En contraste, la versión de los familiares y seguidores de Oswaldo
Payá van contra el gobierno cubano quien, según ellos, amenazó varias veces al
activista además de haber perpetrado un atentado fallido en su contra semanas
antes.
Sea culpa del gobierno cubano o realmente un accidente por
exceso de velocidad, la muerte de Oswaldo Payá sentó muy bien al gobierno de
Cuba porque en el funeral pudo arrestar a varios activistas que fueron a decir
el último adiós; de 40 a 50 personas fueron detenidas, además de bastantes
golpeadas y agredidas por las autoridades; entre ellos se encontraba, uno de
los disidentes más sonados de las últimas fechas: Guillermo Fariñas, quien se
ha dedicado al periodismo de oposición y ha hecho numerosas huelgas de hambre.
Al final, este caso quedará como otro de los esqueletos en el clóset de la
dictadura cubana.
El caso del gobierno cubano es otro más de las dictaduras que
gobiernan los países de nuestra región, como se escribió en el artículo pasado
sobre Venezuela (Fuente)
o en el de México donde regresa el autoritario PRI para diciembre (Fuente).
Sin embargo, en los tres casos vemos a la sociedad civil activa participando
dentro de los campos políticos por medio de las instituciones o postulándose
para gobiernos populares. El caso Payá en Cuba, Capriles en Venezuela y López
Obrador en México; donde usan las instituciones para contrarrestar el poder de
las dictaduras; eliminando completamente la posibilidad de una lucha armada o
una revuelta interna que traería más daño, que bien, a los países.
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